Lo normal, ha sido que se utilizan dos métodos para intentar el sometimiento de aquel que se atreva a retar al sistema y es por medio del intento de comprar su voluntad o por el ejercicio del terrorismo con el que se pretende imponer una política del miedo, descrédito y generar desesperación.
Pero también ha sido el caso que cuándo eso no funciona, se recurre a la violencia para enviar mensajes claros y contundentes de que los dueños de la pacaya no están dispuestos a dejarse ganar simplemente porque a alguien se le ocurre hacer las cosas bien.
Guatemala está en un proceso de shock porque nos habíamos acostumbrado a vivir entre millonarios que han hecho sus fortunas por corrupción, entre políticos que viven para hacerse ricos, con una sociedad violenta porque no hay justicia que los alcance y con la impunidad que se fortalecía para garantizar que los corruptos no serían perseguidos.
Y es por eso que ahora hay tantas amenazas e intimidaciones para aquellos jueces que se han atrevido a administrar justicia en los casos que tanto el Ministerio Público como la CICIG han presentado con evidencias sólidas y la misma valentía e integridad de la que hablamos en un principio.
Lo que tienen que recordar los desesperados dueños de los grupos paralelos que han tenido dominado a todo un Estado, es que mucha gente ha perdido el miedo y que, además, ya se tiene la capacidad profesional y la voluntad para investigar, denunciar y procesar a los que por medios violentos mantuvieron de rodillas a muchos.
Tenemos que estar atentos y solidarios para que el mensaje quede claro que una intimidación o una agresión a quienes diariamente dan la cara para establecer por fin un sistema de justicia en el país, es un ataque contra cada uno de los ciudadanos que nos sentimos comprometidos con emprender ese cambio que tanta esperanza nos da.
A todos los operadores de justicia que sufren ataques, descalificaciones y castigos por ser gente correcta, les decimos que acá estaremos para apoyarlos. Mientras que a los operadores de las redes de corrupción y de control paralelo, les decimos que acá estamos para seguirlos denunciando. Ya estamos hartos los guatemaltecos de pagar las consecuencias de esa partida de ladrones y asesinos que mantienen al pueblo en la desgracia con tal de hacer sus negocios. Ya no más.